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Presentación + Morfología I + Morfología II + Otros datos de interés

 
  

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Principios de Morfología


Este curso trata acerca de aquellos principios básicos que orientan el pensamiento y acción sobre la forma. Algunos de estos principios generales —o, deberíamos decir, más ajustadamente, metaprincipios que no se hallan ligados a escuelas, estilos o períodos históricos particulares— están orientados al estudio de las relaciones existentes entre la forma y nuestros procesos de percepción, particularmente a los de percepción visual. Otros buscan analizar aspectos que hacen, de modo fundamental, a los muy diversas maneras en los que podemos organizar las formas. Un tercer grupo aborda el problema de la forma en tanto instancia de comunicación. Pero en todos los casos artistas, arquitectos y diseñadores encontrarán aquí muchos de aquellos elementos y situaciones que con frecuencia utilizan en sus prácticas.

Para Tomás de Aquino el arte no copia la naturaleza, procede de ella. Esta posición, que en sí no constituye una mirada especialmente original en Morfología, es insoslayable para quien aborda su estudio. Ideas similares podemos encontrar en pensadores de épocas, ideologías e intereses tan diferentes como Da Vinci, Spinoza o Buckminster Fuller.

Nada es sin forma. Cuando percibimos lo hacemos porque capturamos una diferencia por medio de nuestros sentidos. Es decir, una forma se manifiesta ya a este nivel biológico primario. Por lo tanto, el análisis de estos procesos básicos forma parte central del problema de la forma. Es por esta razón que muchos de los prácticas presentes en este curso desarrollan una observación pormenorizada de la naturaleza y de su accionar.

Por otro lado, cuando producimos lo hacemos con cierto nivel de organización mental que se corresponde siempre con la estructura y la apariencia de aquello que intentamos plasmar: aquello que llamamos forma.

Aristóteles fue uno de los primeros pensadores de fuste que abordó de manera permanente y sistemática las relaciones entre Materia (Hylé) —un principio femenino, receptor, sustrato de toda realidad— y Forma (Morphé) —concepto que va a encarnar la presencia de lo masculino y la acción concreta. En Sobre el alma el pensador griego sostiene que la materia es potencia mientras que la forma es acto, concepto que seguirían la mayoría de los escolásticos.

En torno al problema central de los aspectos semánticos de la forma, la administración de tres grandes elementos que la estructura del lenguaje nos ofrece —sustantivo, adjetivo y verbo, es decir, la cosa, el atributo y la acción— nos ofrece una clave de lectura oportuna para aplicar en nuestro campo de estudio. Pero por otro lado, la distinción fundamental entre signo icónico y signo plástico —como acertadamente han indicado los miembros del Groupe Mu— surge como un argumento importante para poner en evidencia la autonomía de este último. El sentido de la experiencia visual se elabora a partir de percepciones elementales, integrando y organizando los estímulos gracias a mecanismos perceptivos especializados, que bien estudia la semiótica cognitiva. Es por ello que trabajar con formas es abordar una lingua franca entre diferentes disciplinas.


El curso de Morfología podría ser entendido así como un conjunto compuesto de partes que tienen muy estrecha relación entre sí: tan estrecha que a veces es sutilísima y hasta indiscernible la diferenciación entre ellas. La conocida sentencia que la tradición atribuye al mismo Aristóteles (“el todo es más que la suma de las partes”) nos ha convocado tanto a pensar el concepto de la estructura del curso desde un punto de vista holístico como a entender que su propia naturaleza no puede ser directamente derivable, por separado, de las características de cada uno de los apartados que la componen. En consecuencia, el mismo concepto con el que nace el curso permite suponer que cada uno de sus etapas constitutivas manifiesta ciertas propiedades particulares sobre las que, sin duda, sería posible profundizar todavía más, pero que sobre todo nos resultan válidas fundamentalmente por su pertenencia a una totalidad contextual: Situadas. O en otras palabras, podríamos afirmar que cada uno de los elementos del curso adquirirá valor para el estudioso de la Morfología únicamente en relación a los demás constituyentes con los que dialoga en el mismo curso.


El tiempo que nos ha tocado vivir es para nosotros demasiado rico en inputs y poco pródigo en outputs: al humano lo atraviesan muchos estímulos irrelevantes o innecesarios y pocas alternativas reales de genuina expresión. El estudio de la Morfología puede aceitar estos procesos de entrada y salida, otorgándole al estudiante la posibilidad de un posicionamiento efectivo frente a muchos de los problemas que debe abordar. Al asumir muchos de estos conceptos el estudiante puede dar un paso clave en su capacidad de abstraer los elementos centrales del territorio de la Forma, es decir aquellos que le permitirán comprender y operar en contextos de aplicación muy heterogéneos.

Estos principios de Morfología resumen muchas cuestiones que hemos recorrido en 25 años de enseñanza. Es, por lo tanto, el curso es como un texto que ha nacido, fundamentalmente, de mi propia experiencia y la de todos mis colaboradores. Los conceptos generales que el curso estudia han exigido de todos nosotros repetidas explicaciones a lo largo de los años, y es por esa persistencia en la necesidad de explicitarlos frente a quienes se enfrentan a ellos por primera vez que decidí escribir esta pequeña introducción.

Por último: la idea central que permite poner en juego los conceptos primarios que motivan la existencia del curso parte de rechazar de plano la idea de que la mente de un estudiante —y el de Morfología en particular—consiste en un receptáculo o cajón vacío en el que se pueden introducir ciertas verdades sobre la forma; como ya Sócrates sostenía, en cambio, es el propio estudiante quien puede extraer el conocimiento de sí mismo.

W.



Presentación: enseñar y aprender morfología


El conocimiento no es intemporal. Tenemos una visión de una disciplina, que corresponde a una codificación o sistematización epocal. Hubo otras y habrá otras. Si nos detenemos a meditar sobre el significado de esta idea comprenderemos la relatividad de nuestros conocimientos.

Esta relatividad pone en peligro el valor de la enseñanza y del aprendizaje. Si transmitimos esta tensión a nuestros alumnos, surge inmediatamente un interrogante: ¿se puede aprender Morfología? Y si esto es posible, ¿cómo? Para contestar estas preguntas deberíamos considerar que la idea de una invención o descubrimiento —que constituye uno de los polos formativos en cualquier disciplina proyectual— no tendría que consistir en una simple asimilación de técnicas y medios, pues si así fuera, el aprendizaje se transformaría en el progresivo dominio de ambos hasta la obtención garantizada de un lenguaje propio, ese “estilo” tan buscado por los alumnos.

En un nivel, sin embargo, hay un ejercicio posible. Para el caso de nuestra temática, es tradición aprender a dominar los medios plásticos que son sustentados por las técnicas de representación. Pero creemos es necesario articular ese ejercicio con la estimulación de los procesos perceptivos, el despliegue de la lógica como procedimiento y el desarrollo de la inventiva (o una Heurística).

Pensamos que esta materia debe ocupar un lugar estratégico, constructor de sentido, al ir integrando los diferentes modos en que se revelan, se comprenden y se crean las formas visuales en relación con la práctica productiva del diseño, al permitir desnudar las particularidades del pensamiento plástico del alumno y al aprovechar esta condición: la Morfología es una disciplina que enfoca con sumo rigor los procedimientos estructurantes de los procesos de diseño dado el alto grado de abstracción con el que habitualmente opera.

En otro nivel, la enseñanza no puede aportar ni medios ni procedimientos, porque es esperable que el educando pueda, justamente, inventar, es decir: encontrar maneras de violar lo que se le ha enseñado. En esta dirección, una suerte de “acompañamiento en la incertidumbre” es lo que sostiene la asimetría necesaria para la transmisión del saber y para posibilitar, justamente, el acto de pensar sobre las formas.

Entonces: aquel que enseña debe hacer tolerable para el otro la magnitud de lo que no conoce.

W.


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El Taller de Morfología


La Organización de la Forma constituye el eje conceptual que orienta la práctica del taller, y nos permite introducir las ideas de generación, estructuración y transformación.

Generalmente intentamos abordar dos niveles de estudio: el de los elementos y el de las relaciones: progresivamente, el alumno deberá poder individualizar y categorizar los elementos constitutivos de las formas, de manera tal que pueda comenzar a descubrir y establecer él mismo múltiples posibilidades de ordenarla y materializarla.

Esta estrategia de acercamiento a la problemática requiere estudiar aquellos aspectos semiológicos presentes en cualquier forma (forma-comunicación), los modos en que las formas son percibidas, (forma-percepción). Buscamos incentivar el desarrollo de técnicas instrumentales sólidas y variadas, que permitan sostener adecuadamente la capacidad creativa del alumno.
Proponemos el desarrollo de un eje conceptual (en estos últimos años, la relación entre Naturaleza y artificio) que orienta la actividad teórica y de taller. Esto incluye un progresiva integración conceptual entre los talleres de M1 y M2, que suele acentuarse con la decisión de realizar una propuesta común —si bien con distinto grado de complejidad— sobre el final de la cursada.

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Organización del taller


Morfología 1 y Morfología 2 son materias anuales, con promoción directa (sin examen final).

Día y horario de cursada: Martes, turno mañana, de 08.30 a 12.30hs.

La cátedra suele trabajar en grupos de 20 a 35 alumnos, cada uno de los cuales está a cargo de un docente a cargo y un asistente. Cada ejercitación es acompañada de una guía (ver Guías TP), que contiene los lineamientos principales de la misma y el cronograma estipulado.

Cada temática es apoyada con clases teóricas en aula y/o taller, bibliografía específica preparada y/o seleccionada por la cátedra y sugerencia de bibliografía general.

La información es actualizada en el sitio y a través de Facebook También es posible acceder a los diferentes blogs realizados en anteriores años. (ver Blogs).

Además, se suelen organizar presentaciones puntuales con profesores invitados.

Evaluación: los alumnos serán evaluados al final de cada ejercicio en forma parcial. Además, tendrán una evaluación global de su trabajo al finalizar el primer cuatrimestre, y una nota final tras la cursada, que determinará o no su promoción.


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Bibliografía


La selección bibliográfica en torno algunos temas tratados en el curso incluye —entre otros— textos de Gregory Bateson, Jean Baudrillard, Walter Benjamin, John Berger, Julio Bermúdez y Robert Hermanson, Gastón Breyer, François Cheng, T.J.Clark, Jonathan Crary, Arthur Danto, Juan Esteban Fassio, Cristian Ferrer, Martin Heiddeger, Eugen Herrigel, Louis Kahn, Arlindo Machado, Tomás Maldonado, Ezequiel Martínez Estrada, Bruce Mazlish, Abraham Moles, Lewis Mumford, George Steiner y Stefan Zweig.

Un listado de esta selección bibliográfica —en proceso de continua actualización / expansión— está a disposición de los alumnos (ver Lecturas).


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